La indignación crece entre los vecinos de Berisso que dependen de los programas de asistencia alimentaria del municipio. Lo que debería ser una ayuda esencial para las familias se ha convertido en una fuente de preocupación debido a la muy baja calidad de los productos que se distribuyen. Con un presupuesto millonario destinado a la alimentación infantil, la comunidad se pregunta si los fondos se están utilizando de manera eficiente y transparente, y si el intendente Fabián Cagliardi y su gestión son responsables de esta situación.
Las quejas se repiten y son contundentes: la comida que llega a las mesas de los más vulnerables dista mucho de ser nutritiva. La leche, uno de los alimentos básicos para los niños, es descrita como «aguada», y los vecinos aseguran que no forma nata ni se corta, un indicio de su dudosa composición. Lo mismo ocurre con la yerba mate, que, según los testimonios, es de un color inusualmente verde y tiene un sabor agrio o ácido, muy diferente al producto de calidad que se encuentra en el mercado.
Los fideos son otro punto de crítica recurrente. Las familias reportan que, al cocinarlos, «se pegan por fuera» mientras que «quedan duros por dentro», lo que sugiere una calidad deficiente del grano utilizado. Los huevos, por su parte, son «diminutos», lo que reduce aún más el aporte nutricional de las raciones. Pero quizás lo más alarmante es la presencia de gorgojos en algunos de los paquetes, un claro signo de almacenamiento inadecuado o de la baja calidad del producto original.
Esta situación contrasta fuertemente con los millones de pesos que el municipio, a cargo de la gestión de Cagliardi, destina a la asistencia alimentaria. A pesar de la enorme inversión, la transparencia en la gestión de estos fondos brilla por su ausencia. Los proveedores que surten estos productos son desconocidos por el público, y la cadena de compra y distribución no es de dominio público, lo que alimenta las sospechas sobre posibles irregularidades.
«Es una vergüenza. Es comida que un funcionario nunca le daría a sus propios hijos», comenta una de las vecinas afectadas. Y es que, más allá de la indignación, el problema de fondo es que estos alimentos, en el mejor de los casos, apenas logran mitigar la sensación de hambre, pero no contribuyen a una alimentación saludable y completa, crucial para el desarrollo de los niños.
Mientras las familias de Berisso luchan por hacer frente a la crisis económica, se espera que el municipio ofrezca una respuesta clara y transparente sobre el destino de los fondos y tome medidas urgentes para garantizar que los alimentos entregados sean de la calidad que la comunidad merece. La salud de los niños no puede ser un tema de segunda categoría.