El panorama de la inseguridad vial en el Gran La Plata ha alcanzado un punto crítico este 2025, y la ciudad de Berisso no es ajena a esta trágica estadística que ya posiciona al año en curso como el más letal del último lustro.
Con un total de 77 víctimas fatales en la región que integra junto a La Plata y Ensenada, la preocupación de los vecinos berissenses aumenta ante un escenario donde la vulnerabilidad en las calles parece haberle ganado la pulseada a la prevención.
En Berisso, al igual que en las localidades vecinas, el fenómeno de la movilidad en dos ruedas se ha convertido en el principal foco de riesgo. El dato regional es contundente: más del 61% de los fallecidos circulaba en moto.
Esta realidad impacta directamente en las arterias locales, donde el parque de motocicletas ha crecido de manera exponencial, representando hoy uno de cada cinco vehículos en circulación. La falta de infraestructura adecuada en los accesos y la convivencia diaria con el transporte pesado y el flujo vehicular hacia los polos industriales de la zona han agudizado el peligro para los conductores locales.
El dolor de las familias que atraviesan estas pérdidas refleja una impotencia social creciente en la ciudad. Los reclamos por controles más estrictos en los puntos neurálgicos de Berisso y políticas de seguridad vial que trasciendan los operativos esporádicos se multiplican a medida que las cifras superan los registros de los últimos cinco años.
La conectividad con rutas conflictivas, como se vio en el reciente y trágico siniestro en la Ruta 2 que afectó a vecinos de la provincia, subraya la peligrosidad a la que se exponen los habitantes de la zona sur al desplazarse.
Este 2025 cierra con un saldo negro que obliga a las autoridades municipales y regionales a poner la mirada sobre el ordenamiento del espacio público. En Berisso, donde la moto se ha consolidado como el medio de transporte predilecto por necesidad o agilidad, la urgencia de medidas estructurales es impostergable.
El triste récord de 77 muertes en el Gran La Plata no es solo un número; es un llamado de atención para que las calles berissenses dejen de ser escenario de tragedias evitables.




