El Astillero Río Santiago (ARS), empresa provincial clave, se encuentra al borde de una crisis existencial. Una escalada de conflictos internos gremiales, sumada a la ausencia de un plan productivo claro, está creando un panorama caótico que es visto como una oportunidad por sectores libertarios para impulsar, una vez más, el proceso de privatización.

El panorama actual del astillero, que debería ser un motor productivo provincial, es descrito por observadores como «caótico» a ojos del exterior. Esta percepción de desorden es alimentada por disputas internas y la falta de una hoja de ruta productiva definida.

Fuentes internas señalan que, al igual que sucedió durante la gobernación de María Eugenia Vidal, ciertos elementos dentro de la propia empresa estarían «vendiendo el caos» como justificación para facilitar una futura venta o concesión.

El conflicto se agudiza en la esfera sindical. La Asociación Trabajadores del Estado (ATE), conducida por Francisco «Pancho» Banegas, enfrenta un fuerte cuestionamiento por parte de sus bases. Se critica que la conducción ha estado más enfocada en «mostrar su posición política», regional y provincial, que en defender las demandas históricas y urgentes de los trabajadores, muchos de los cuales luchan por llegar a fin de mes.

La tensión se materializa en dos facciones:

ATE Verde y Blanca (sector opositor).
​ATE Blanca (conducción actual).

A esto se le suma una dirigencia política jerárquica, algunos de tiempos de Vidal o neo libertarios, que también a repartido categorías, «cascos blancos» y puestos a discreción.

Lo más explosivo es que ambas facciones gremiales, según denuncian trabajadores de base, tienen en su haber una serie de beneficios «para los propios» que contrastan fuertemente con la precaria situación económica del operario común, generando una «bronca comprensible».

Ante ésto, la jornada de hoy estuvo marcada por asambleas sectoriales donde el rechazo a la conducción de Banegas se hizo sentir con fuerza. Los trabajadores acusan a la dirigencia gremial de llevar a cabo una maniobra para subir «categorías» a personas cercanas al gremio, en detrimento del resto del personal.

En medio de este escenario de descontento, buena parte de los sectores mantienen una retención de tareas como medida de protesta, mientras el gremio convoca a reuniones internas para definir un plan.

Con la presión subiendo fuertemente, el próximo lunes, se ha convocado a una Asamblea General que ya se perfila como «histórica» por la magnitud de los reclamos y la división interna.

Lo cierto es que mientras los trabajadores debaten su camino y la conducción gremial es interpelada, los libertarios se «relamen» ante la posibilidad tangible de ver concretada la privatización del Astillero Río Santiago.

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