La ciudad de Berisso, tradicionalmente conocida por su puerto y su actividad industrial, atraviesa un período de dificultad económica que se manifiesta en la caída generalizada de las ventas y el cierre de numerosos comercios. La situación ha generado preocupación entre comerciantes y residentes, quienes ven con incertidumbre el futuro de la economía local.
Según datos recabados por cámaras de comercio locales, las ventas han experimentado un descenso significativo en los últimos meses. Sectores clave como el de la indumentaria, la gastronomía y los pequeños negocios de barrio reportan una contracción en el consumo. Este fenómeno se atribuye a la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, impactados por la inflación y la situación económica nacional.
El impacto más visible de esta crisis es el cierre de locales. Calles céntricas que antes bullían de actividad hoy muestran vidrieras vacías y carteles de «se alquila» o «se vende». Propietarios de negocios de larga trayectoria se han visto obligados a bajar sus persianas, incapaces de sostener los costos fijos (alquiler, servicios e impuestos) frente a la escasa facturación. La situación golpea tanto a emprendedores jóvenes como a familias que dependían del comercio para su sustento.
Comerciantes de la Avenida Montevideo y otras arterias principales de Berisso describen un escenario desalentador. «El movimiento es mucho menor, la gente cuida cada peso», comenta un dueño de una tienda de ropa que ha visto sus ventas caer más del 50%. En el sector gastronómico, la situación no es diferente, todos reducen su personal o limitan sus horarios de atención para no cerrar definitivamente.
Frente a este panorama, se han elevado pedidos a las autoridades locales y nacionales para que implementen medidas que alivien la carga impositiva y fomenten el consumo. La comunidad espera políticas que impulsen la actividad económica, brinden apoyo a las pequeñas y medianas empresas, y devuelvan la confianza a un sector vital para la identidad y el desarrollo de Berisso.