El gobierno de Javier Milei enfrenta una creciente preocupación de cara a las próximas elecciones legislativas: una parte importante de su electorado, especialmente los jóvenes, podría no ir a votar. La desilusión de este segmento clave se atribuye a la creciente desocupación y al incumplimiento de promesas de campaña como la dolarización.
Según estudios recientes, la desocupación juvenil es particularmente alta, con uno de cada dos desocupados siendo menor de 30 años. Este panorama se ve reflejado en las encuestas. Un sondeo de Analogías, realizado en julio pasado, revela que el 20.6% de los jóvenes de 16 a 29 años afirman que no irán a votar, y casi el 9% más se muestra «poco probable» de asistir a las urnas.
El nivel de desinterés es más alto en los segmentos de menor nivel educativo. En este grupo social, el 21% se siente «poco interesado» y el 18.9% «nada interesado» en la cita electoral. Un dato alarmante para el oficialismo, ya que jóvenes y personas de bajos recursos fueron pilares fundamentales en la victoria de Milei.
El impacto de estos datos es tan fuerte en la Casa Rosada que el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, culpó a los gobernadores por el posible ausentismo en un acto en La Rioja. Menem pidió a los dirigentes libertarios «llevar la gente a votar» para alcanzar una presencia del 70%, asegurando que los gobernadores «tienen el poder del aparato y desmotivan a la gente».
Estos datos coinciden con la última encuesta de Zuban-Córdoba, donde el 21% de los consultados admite haber considerado no votar. La consultora Paola Zubán explicó que el 10% de los votantes de Milei dicen que se quedarán en su casa, mientras que el votante peronista «tiene más incentivos para protestar a través del voto». Un panorama que contrasta con la situación del votante libertario desencantado, que «no va a ningún lado, se queda en la casa».
El sociólogo Carlos de Angelis señala que la desilusión es fuerte entre los jóvenes de las provincias del norte, quienes creyeron en la dolarización y en el voucher de salud, promesas que «nada de eso pasó y ahora hay frustración».
Martín Romeo, profesor de la UBA, coincide y agrega que la falta de interés juvenil es una señal de decepción, un «qué me vas a ofrecer, además de la (baja) inflación, porque ya no me alcanza». En este sentido, la combinación de «jóvenes y bajos recursos» es una «mala noticia» para el gobierno. Romeo también señala la situación de los adultos mayores, quienes, aunque enojados con Milei, se encuentran sin una opción clara, lo que los lleva a la opción de no votar. La mayor preocupación del oficialismo, sin embargo, sigue siendo el desencanto de los jóvenes de 30 años o menos.