En una jornada que sacudió el escenario político nacional, el presidente Javier Milei confirmó hoy su decisión de vetar la ley de movilidad jubilatoria aprobada por el Congreso, que proponía un aumento significativo para los adultos mayores. El veto, largamente anticipado por el oficialismo, no solo recae sobre esta iniciativa, sino también sobre otras leyes impulsadas por la oposición que obtuvieron media sanción en la Cámara de Diputados.
La decisión presidencial reaviva la tensión entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, que en las últimas semanas ha intentado marcarle la cancha a Milei. El veto a la ley jubilatoria, considerada un «gasto impagable» por el Gobierno, fue justificado por el mandatario en su férrea defensa del superávit fiscal. «No vamos a ceder ante la demagogia populista que quiere dinamitar las cuentas públicas», declaró Milei en una conferencia de prensa en la Casa Rosada, reiterando su compromiso con la austeridad.
El veto, sin embargo, genera un gran malestar en las filas de la oposición, que acusa al Presidente de insensibilidad social y de actuar en contra de los sectores más vulnerables. «Milei le da la espalda a los jubilados, que son los que más sufren la inflación y el ajuste», expresó en un comunicado el bloque de Unión por la Patria.
La situación se vuelve aún más compleja en plena campaña electoral, donde los candidatos de La Libertad Avanza (LLA) se encuentran en una posición delicada. Con la línea del Presidente clara y contundente, muchos de ellos se ven obligados a defender medidas que podrían resultar impopulares en sus distritos. La reciente embestida contra el Congreso y el veto a las leyes sociales los obliga a hacer malabares para mantener un discurso coherente con el oficialismo, al tiempo que intentan conectar con un electorado que, en muchos casos, se siente afectado por las políticas de ajuste.
La Libertad Avanza, que irrumpió en el escenario político con una plataforma rupturista y antisistema, enfrenta ahora el desafío de gobernar y de defender sus decisiones en un contexto de alta conflictividad. La adhesión incondicional de los candidatos a la línea de Milei, que en la primera etapa de su gestión fue su principal fortaleza, se convierte ahora en una espada de Damocles que los obliga a justificar cada una de las decisiones presidenciales.
El veto a las leyes del Congreso, y en particular a la de movilidad jubilatoria, marca un nuevo capítulo en la confrontación entre el oficialismo y la oposición. Y, mientras se avecinan las elecciones, los candidatos de LLA deberán encontrar la manera de mantener su discurso sin alienar a un electorado que, aunque lo votó, empieza a sentir los efectos del ajuste en sus bolsillos.