Detuvieron a una mujer acusada de matar a sus dos hijos adolescentes que padecían una enfermedad congénita. Cuando la policía entró a la casa, la acusada rezaba junto a los cuerpos.
Cuando los policías entraron a la casa de Villa Camiares en la localidad de Córdoba de Alta Gracia se encontraron con una imagen que los desorientó: dos mujeres rezando y muy cerca de ellas, los cuerpos de dos adolescentes casi esqueléticos en un sillón. Una de las mujeres era madre de las víctimas y fue detenida de inmediato.
En su relato, la acusada contó que los chicos eran electroindependientes y tenían una enfermedad congénita. Incluso aseguró que sufrían problemas motrices y neurológicos. De inmediato la acusaron de “doble homicidio agravado por el vínculo”.
El relevamiento de la escena, según los investigadores, demostró que las víctimas habían sido desconectadas y tapadas con bolsas de nylon negras. Además, los cuerpos estaban en estado casi esquelético y los peritos describieron que un olor putrefacto cubría el lugar.
En medio del operativo llegó al lugar el padre de los chicos. Según fuentes judiciales, el hombre había denunciado que no veía a sus hijos hace un año y que cuando se acercaba o llamaba a su exmujer, ahora detenida, esta lo amenazaba y no le permitía verlos. Sumado a esa denuncia, en los últimos días los vecinos habían dado aviso del olor nauseabundo que salía del lugar aunque decían ver poco movimiento en el lugar.
Los investigadores revelaron que en la casa se vivía una situación de pobreza extrema y abandono a lo cual le sumaron la posibilidad de que la mujer estuviera envuelta en un fanatismo religioso por lo cual le harán pericias psiquiátricas en los próximos días.
Por su parte, los vecinos declararon que la mujer no solía salir de la casa y que desde hace mucho tiempo cuando le preguntaban por el marido que era albañil ella decía que se había ido. Además destacaron que a los chicos sólo los veían cuando eran niños, pero en el barrio conocían de la grave enfermedad de ellos.
En cuanto al perfil de la mujer, un comerciante de la zona relató que siempre ponía parlantes fuera de la casa con canciones religiosas o evangélicas a muy alto volumen y que cuando le preguntaron por qué lo hacía ella respondía que era “para festejar el milagro de que sus hijos estén vivos”.