Fue en la noche del jueves, cuando el hombre, de 59 años, y su mujer, de 47, regresaron a su vivienda de calle 161 Norte entre 24 y 25, luego de hacer un trámite hacia el final de la tarde de aquella jornada.

El regreso, no pudo ser más desagradable, al punto que les deparó un enorme disgusto.

Sucede que, en su ausencia, un grupo de delincuentes -ocasionales testigos comentaron luego a las víctimas que los ladrones “eran cuatro y estaban encapuchados”- se coló por la fuerza en ese domicilio.

Hubo quienes aseguraron, al respecto, que la banda permaneció en ese hogar “unos 15 minutos” .

Si bien el tiempo que permanecieron allí fue relativamente corto, el perjuicio económico que le acarrearon a los propietarios de este inmueble resultó más que significativo.

“Fue entre las 20.30 y las 20.45 (del jueves), según calculamos, el robo que sufrimos acá por primera vez en los 10 años que llevamos en esta vivienda”, reflejó el hombre.

Su relato se enfocó enseguida en torno a cómo lograron esos ladrones ingresar en su domicilio.

En tal sentido, indicó que “hay un vecino del barrio que los vio caminando un poco antes de que se metieran acá a robar. Dijo que eran cuatro, tres muchachos y una chica, que estaban encapuchados y que al sentirse observados, dieron la vuelta manzana para esconderse de ese y otros vecinos”.

A juzgar por lo sucedido, esa maniobra de esta banda mixta de delincuentes tenía por objetivo final consumar el robo en la vivienda que ya habían marcado.

En sintonía con esa hipótesis, Pérez y su mujer no descartaban ayer que “nos hayan visto cuando salíamos de casa”.

Lo que la pareja tiene por seguro es que “entraron por la parte trasera, trepándose hasta llegar a la puerta balcón, desde donde accedieron al interior de la casa”.

Para garantizarse impunidad, rápidamente “apagaron la luz que habíamos dejado encendida en el garaje y se manejaron a oscuras” o bien quizá iluminándose apenas con alguna linterna o la luz de un celular.

Sobre las pertenencias sustraídas por ese grupo, reveló que “nos robaron 300.000 pesos, 300 dólares, varias prendas de vestir del local que tenemos en casa, dos bicicletas (una negra y otra de paseo, color naranja) y uno de los dos teléfonos celulares que dejamos cargándose”.

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