Iban apenas cinco minutos de partido y hombre de la Sanidad de Brasil se metieron a la cancha y pararon el partido por eliminatorias del Mundial de Futbol que se disputaba entre los seleccionados de Brasil y Argentina.
De un modo circense y hasta bochornoso que deja mal parados a la Conmebol, la FIFA y al Gobierno Brasilero, la suspensión del partido incluyó discusiones y hasta algún empujón.
La cuestión central pasaba por los cuatro jugadores de Argentina que provienen del fútbol Inglés, los cuales, según el gobierno Brasilero, más precisamente por el Estado de San Pablo, que no podían participar del encuentro.
Sin muchos papeles sobre la mesa, la Conmebol y la FIFA habrían autorizado a los jugadores aduciendo que vienen de una «burbuja» en su país de origen a una «burbuja» en su selección.
Con la política cerca de todo éste embroyo y las autoridades brasileras amagando llevarse preso o deportar a los Argentinos, el partido fue suspendido y ahora todo queda en veremos, con más broncas que alegría mostrando que una vez más, la política le ganó al deporte.