Nacida y criada en el Barrio Obrero; «En realidad en la división de Villa Dolores, pero es un orgullo que te digan que sos del Barrio Obrero», cuenta con una sonrisa imborrable en su rostro.

Luchadora de una vida que como todas no es fácil, se crió en con la división política en la cuna; «Los Fonseca eran todos radicales, mientras que la familia de mi mamá era peronista y yo soy lo que se llama «oveja negra de la familia», siempre me tiró más lo que veía en lo de mis abuelos paternos. Las fotos de Gardel, Perón y Evita en una pared y siempre mi tío «solterón» que nos enseñaba la Marcha Peronista y las historias, me parecía algo mágico…» cuenta con brillo en los ojos que delatan años felices de su niñez.

Formada a la vida en plenos años 70, la perdida de su padre marcó su historia y su lucha. «Empecé a militar en la Unidad Básica Barrio Obrero… íbamos a Palo Blanco a buscar cañas y con chapas de cartón hacíamos un lugar, Pero conocíamos a todos los vecinos, con un cuaderno pasábamos casa por casa y veíamos que necesitaba el vecino, después se conseguía y se lo llevaba. No había Secretaría de acción Social, ellos bajaban las cosas al barrio y nosotros nos ocupábamos, pero ademas estábamos para todo, para hacer una zanja, para arreglar un techo, lo que fuera se hacía…»

«Columna Sur», Montoneros, el barrio, «El General», Ezeiza, todo tiene una historia, un vinculo, un relato, en la boca de la compañera Mabel, tan frontal y crítica como siempre y tan maternal y querible como nadie.

Familiera y sencilla, lucha con su enfermedad, pero no reniega, «A Dios le agradezco la Vida y todo el tiempo que me regala para vivir con los que quiero…» dice mientras se «babea» con sus nietos y celebra las buenas noticias para con su nieta, «Otra Luchadora».

«Es tiempo que los grandes se dejen de joder y le den paso a los que nunca «fueron», es momento de que se impongan los que siempre militaron y no conformaron nunca una lista… hoy estamos peor es de necios no admitirlo…» dice mientras se molesta con aquella frase que dice «Se robaron todo»; «Yo no me robé nada, tengo un Ford K viejo y ando con la SUBE en micro, mientras espero que me salga la jubilación».

La mesa de café en CAFÉ SUR queda corta, el Bar está por cerrar, muchas cosas quedan en el tintero y se promete otra vuelta, otra cita, otro baño de historias de vida.

Mabel Fonseca es una de esas mujeres reconocidas por propios y ajenos y en la Mesa de Café, pagó de sobra con sonrisas e histórias.

 

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