UNA VIEJA PRACTICA QUE SIGUE VIGETE

La modalidad de ninguna manera se puede considerar “nueva”, los “CARANCHOS”, abogados rápidos e las artes de los Juicios por accidente, existen desde tiempos en que el “negocio del Juicio” llegó a la Argentina para instalarse y quedarse para siempre.

Hospitales, Comisarías, juzgados, son recorridos diariamente por éstos legalistas que conoce a la perfección los códigos para realizar juicios Express o acuerdos, entre la victima y los victimarios, que en muchos casos derivan el problema a sus seguros.

Rápidos y voraces por el dinero “fácil” que se puede conseguir en este tipo de Juicios, los “caranchos” va perfeccionando los métodos por los cuales conseguir sus representados a los que, en más de una ocasión, traicionan realizando pactos espurios co las aseguradoras, logrando buenas ganancia para ellos y dejando a sus “Clientes” con solo algunas migajas.

Por supuesto Berisso no está exenta de ésta tipo de practicas y el Hospital de Berisso es uno de los centros de operaciones en los que se manejan estos profesionales que tras el dato rápido de un accidente, normalmente en la vía pública, brindado por gente del hospital, los ambulancieros, personal de Transito, policías o cualquier otro miembro del estado que haya participado del evento, salen raudos a interiorizarse del asunto, consiguiendo, por vías no del todo lícitas, el estado de salud, el nombre, la dirección y hasta el teléfono de la victima o de un familiar de la misma.

Esta fue la situación que vivió una vecina de la ciudad, cuando a altas horas de la noche, una persona la llamó por teléfono para decirle que sabía que en su familia habían sufrido un accidente y que estaba interiorizado en el caso. Asustada la mujer le preguntó ¿quien era y que quería? A lo que el hombre, obviando la primer pregunta, fue directamente al grano; “Soy un abogado y quiero representarlos”, sin salir de su estupor, la vecina le preguntó ¿Cómo había conseguido esos datos y su número? A lo que el ya confeso abogado le contestó de mal modo; “Me los dieron e el hospital ¿quiere mis servicios o no?”

Indignada por la respuesta y u tato asustada por la vehemencia del “Doctor”, la señora le expresó que le interesaba más saber como era posible que tuviera tantos datos del Hospital rigiendo un protocolo de confidencialidad entre los médicos y los pacientes, ya el hombre sin explicación ante esa falta, dio por concluida la charla con un “Ahora no la quiero representar váyase a cag…”.

Las preguntas que caben ante ésta historia son, ¿el hospital debe ocuparse del tema o es lícito pasar los datos de un paciente?, ¿Son éstos abogados representantes de la ley o simplemente se manejan como comerciantes?

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