De Sudamérica a Asia. De la pelota de tiento, a la diseñada y fabricada con la última tecnología. Del estadio para mil espectadores, al construido como si fuese un hotel cinco estrellas. De la decisión de jugar un tiempo con cada pelota en la final, a la implementación del VAR. Noventa y dos años separan al próximo Mundial de la primera cita mundialista.
The Football Association, creada en 1863, es la institución más antigua vinculada al fútbol, y durante medio siglo se erigió como la única capacitada y autorizada a organizar torneos, ya sea locales (en 1888 creó la Football League, antecedente de la actual Premier League) como internacionales (participación del fútbol en los JJ.OO.). En 1903, surgió una institución a la cual subestimaría, incluso le otorgó la organización del evento olímpico porque lo consideraba una competencia menor, pero terminó siendo el primer paso para la creación de una de las competencias más importantes de la historia.
La Federación Internacional de Fútbol Asociación, pese a la resistencia de la FA, se fundó en 1904 a raíz de un deseo por crear una institución que pueda regular el fútbol a nivel mundial, y tuvo una creciente influencia a partir de su intervención en la organización del fútbol en los JJ.OO. de Londres 1908. Transcurrieron cuatro olimpíadas más (Estocolmo ´12, Amberes ´20, París ´28 y Amsterdam ´28) donde el fútbol tuvo un importante impacto en el público y en la repercusión mediática, algo que derivó en la propuesta (1928) y posterior confirmación (1929) de la creación de un Mundial.
El primer anfitrión de la cita mundial fue Uruguay. En materia deportiva, en ese momento era el bicampeón olímpico, y además lideraba el crecimiento del fútbol sudamericano junto a Brasil y Argentina, las selecciones que se repartían los campeonatos sudamericanos desde 1916; a nivel económico, después de ser discutido en el Congreso, asumió los gastos que implicaba el viaje de cada selección; y a nivel político, el país celebraba en 1930 los cien años de su independencia.
En la mente de la FIFA, el Mundial sería disputado por 16 selecciones distribuidas en cuatro grupos, pero distintos motivos fueron quedando países en el camino. Por un lado, las selecciones europeas debía atravesar el Atlántico en barco durante algunos meses para llegar a Uruguay, algo que implicaba terminar antes sus competencias domésticas, e incluso entrenar en la cubierta para no perder ritmo. Por el otro, en su posición de creadora del deporte, Inglaterra se negó a participar por no alojar la competencia (algo que mantuvo hasta aceptar participar en Brasil 1950), e influenció a otras selecciones a que también lo hagan.
Finalmente, la cita mundialista contó con trece selecciones (cuatro europeas y nueve americanas) repartidas en cuatro grupos, donde el primer lugar permitía clasificar a semifinales. La disputa de los partidos se iba a realizar sólo en el flamante Estadio Centenario, pero la tardanza en su finalización obligó a sumar como sedes al Estadio Gran Parque Central, de Nacional, y el Estadio Pocitos, de Peñarol (con capacidad para sólo 1.000 personas), hasta que pudo ser inaugurado durante el torneo. Argentina, Uruguay, Yugoslavia y EE.UU. fueron los países que se quedaron con sus respectivos grupos, y los dos primeros quienes definieron al campeón. El país anfitrión, confirmando su favoritismo y afirmando su supremacía tras los dos títulos olímpicos, revirtió el 2 a 1 de la primera parte y derrotó por 4 a 2 a Argentina, a quien había vencido en la final de Amsterdam ´28, para erigirse como el primer campeón del mundo.
José Nazazzi, capitán uruguayo, y Manuel Ferreira, capitán argentino, en el saludo previo a la final.
El partido definitorio contó con distintas situaciones que crearon un imaginario pintoresco de ese último partido de 1930. Tanto Argentina como Uruguay exigieron jugar con su pelota, la cual era diferente en su diseño y en su peso, y esto derivó en un sorteo por parte del árbitro para determinar con cual se jugaría en cada tiempo. Finalmente el primer tiempo se disputó con la pelota argentina (de tiento, con gajos de cuero rectangulares) y el segundo con la pelota uruguaya (de tiento, con gajos de cuero en forma de T).
Pelota de Uruguay Pelota de Argentina
El árbitro de la final fue el belga Jean Langerus, quien puso una condición para impartir justicia entre argentinos y uruguayos. Debido a los altos niveles de hostigamiento que fueron creciendo desde el día anterior por parte de hinchas, dirigentes e incluso fuerzas de seguridad del país anfitrión, pidió que en el puerto haya un barco preparado para zarpar ni bien termine el partido, para evitar cualquier ataque hacia su persona.
La presión uruguaya se materializó en el cuerpo de algunos jugadores argentinos que decidieron mermar su rendimiento en la segunda parte, ante la posibilidad de ser agredidos ante el pitazo final. Un ejemplo de esta situación fueron las amenazas que recibió el argentino Luis Monti, no sólo hacia su persona, sino también a su familia.
Por último, Uruguay 1930, como sucede desde hace algunos mundiales, también tuvo la presencia de una estrella de la música. Como también había hecho dos años antes en los JJ.OO. de Ámsterdam, Carlos Gardel visitó la concentración de los jugadores uruguayos y argentinos en la previa a la final para desearles suerte y cantar algunos tangos.