El cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, de 69 años, ha sido elegido como el 267º Papa de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de León XIV. El anuncio, realizado tras la fumata blanca en la Capilla Sixtina, marca un hito al ser el segundo pontífice de origen americano, tras el argentino Francisco, fallecido el 21 de abril de 2025.

Nacido en Chicago en 1955, Prevost, de ascendencia española y con nacionalidad peruana, es un agustino con una trayectoria marcada por su labor misionera y administrativa. Su conexión con América Latina, especialmente Perú, donde sirvió como obispo de Chiclayo (2015-2023) y misionero durante casi dos décadas, lo convierte en una figura puente entre las Américas y el Vaticano. Su nombramiento en 2023 como prefecto del Dicasterio para los Obispos, un cargo clave en la Curia Romana, lo posicionó como uno de los favoritos en las quinielas para suceder a Francisco.
León XIV, descrito como afable pero discreto, es visto como un continuador de las reformas de Francisco, con un enfoque en la sinodalidad y la atención a los más vulnerables, aunque con un perfil ligeramente más conservador. “Es un líder que combina pragmatismo con pasión por las periferias”, afirmó el vaticanista José Manuel Vidal. Su experiencia global, forjada como prior general de la Orden de San Agustín (2001-2013), y su dominio del español, inglés e italiano, le otorgan una visión amplia para guiar a los 1.400 millones de católicos en un mundo polarizado.
El nuevo Papa tiene raíces en León, España, donde en 2002 fue condecorado por la Asociación de Antiguos Alumnos de los Agustinos, un lazo que refuerza su elección del nombre León XIV, en homenaje a León XIII, conocido por su encíclica Rerum Novarum y su impulso a la doctrina social de la Iglesia.
Entre los desafíos que enfrenta León XIV están la unidad de la Iglesia ante divisiones doctrinales, la gestión de crisis como los abusos sexuales –donde ha enfrentado críticas por su manejo de casos en Perú– y la respuesta a un contexto global marcado por conflictos y desigualdades.
Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, León XIV pronunció sus primeras palabras: “Caminemos juntos como Iglesia pobre y para los pobres, con la misericordia como guía”. Su pontificado, que comienza en un Jubileo, promete ser un capítulo de renovación y diálogo