Es escalofriante el relato sobre un caso de abuso sufrido por una joven que dormía en la casa de una vecina amiga, cuando el padrastro de la misma ingresó a la habitación.
Era la madrugada del domingo 13 de enero. El calor todavía no se había hecho presente con toda su fuerza;Diego y Jimena dormían en su habitación; su hijo de 11 años, en la suya. La hija adolescente de la pareja, en tanto, estaba a pocos metros pero en “lo de una vecina amiga” que también es del barrio de Villa Catella, en Ensenada.
Por eso se sorprendieron al escuchar la cerradura de la casa y luego la puerta de entrada. Fue la mujer quien le avisó al marido que algo ocurría. “Se quieren meter”, le dijo. Diego saltó de la cama y dio unos pasos hacia la el comedor, pero antes de llegar se cruzó con su hija, que entraba en el baño. En su rostro había miedo y asombro.
“¿Estás bien? ¿Qué hacés acá, pasó algo?”, inquirió el hombre. La chica lo miró y, con la respiración muy agitada (“como en shock”, explicarían sus padres) le relató lo que había pasado minutos antes.
Contó que estaba durmiendo cuando“de la nada me desperté porque sentí que me estaban tocando la cola. Abrí los ojos y vi la cara del padrastro de mi amiga”, que estaba acostada en una cama tipo cucheta contigua, detalló. La sorpresa la dejó sin palabras y con poco margen de acción. El sujeto, de unos 50 años, “empezó a insistir con que se quería acostar conmigo. Yo le dije ‘no, andate a dormir’, pero no me hacía caso”, manifestó.
En su aliento se olía el alcohol que había tomado, según la víctima, en grandes cantidades. Haciendo caso omiso de las repetidas negativas, él le espetó otro aviso: “Dale, apurate que quiero dormir con vos, acomoda la almohada”.
Por fortuna, en medio de la discusión se escucharon los pasos de uno de los hijos de la pareja del acusado. Éste, previendo que la situación se tornaría insostenible, le ordenó a la menor que hiciera silencio. “Me levanté de la cama y él me dijo ‘no, no, sentate que no pasa nada’. Me senté y entró M. (hermano de su amiga) a la pieza. Cuando se acostó -M- le mandé un mensaje de WhatsApp porque me había quedado congelada, no me salía la voz”, manifestó la damnificada.
En el texto le contó lo que había pasado y le hizo un pedido: “Por favor llévame a mi casa que X me tocó el culo y se quiso acostar conmigo”.
La respuesta de su interlocutor la tranquilizó, en parte. Mientras lloraba, “como pude me puse las zapatillas y M. me llevó a mi casa”, explicó. Por su parte, el acusado se levantó de la cama y se marchó de la habitación.
Al salir de la vivienda, la chica lo observó por última vez. El sujeto se había ido ya a su pieza y L. “temió por las dos hijas que estaban acostadas con él”, dijo Diego a EL DIA. Aún acompañada, la adolescente caminó “con miedo” los 120 metros que la separaban de su casa.
De acuerdo a su relato, antes de ingresar le preguntó a M. por lo sucedido: “Nunca pensé que iba a hacer algo así”, habría sido su respuesta. Ya a salvo, L. recordó lo que había visto al salir. Entonces volvió a tomar el teléfono y escribió: “Cuidado, que no le haga nada a tus hermanitas”.
“Cuando nos contó lo que había pasado, nos volvimos locos”, explicó Jimena a este medio, hasta que se calmaron y decidieron hacer la denuncia. Primero fueron a la Comisaría Primera de Ensenada y luego a la DDI. Los siguientes fueron “días terribles”, admite la familia. “Amenazas e insultos” que motivaron el pedido de una perimetral para el acusado. El caso se hizo público y, a partir de eso, sucedieron dos cosas: recrudecieron las intimidaciones (Jimena tuvo que faltar al trabajo durante dos días) y aparecieron otras presuntas víctimas. Una de ellas reveló que el sujeto había procedido de forma similar: “Estaban en la misma casa, el tipo la paró en un pasillo y la manoseó”, señaló Jimena.
En tanto, sostuvo que “a la otra chica parece que la violó cuando tenía seis años, según nos comentó”. Ahora esperan que estos dos testimonios se sumen a la causa. Para ello, ambas adolescentes deben radicar la denuncia. Ese es uno de los motivos por los cuales hoy a las 16 horas llevarán adelante una marcha que partirá desde 43 y 122 y terminará en la Comisaría Tercera de El Dique, en 122 y 47.
La otra razón tiene que ver con la “lentitud con la que se maneja la Justicia”, aclararon, destacando que el caso tuvo impulso una vez que “se empezó a hacer público a través de las redes sociales”, indicó Diego.
Una usuaria colocó la foto del sospechoso y la publicación se viralizó. Desde ese momento, afirman los denunciantes, “nos llamaron de todos lados para ofrecernos ayuda. Desde abogados hasta psicólogos”.
El barrio también se convulsionó. Hubo denuncias de ataques a domicilios de personas que se involucraron en la causa. “A una de las señoras que nos ayudó le apedrearon la casa”, explicó Jimena; y anteanoche hubo otro incidente relacionado con el caso. Cerca de 127 y 36 acusaron a la familia del presunto abusador de golpear y amenazar a una de las convocantes a la marcha. Al finalizar la movilización de hoy entregarán un petitorio con firmas “pidiendo la detención” del acusado.
Nota publicada por EL DÍA