No es un sector determinado del alma el que duele,no es una parte del cuerpo, de hecho no hay medicación que pueda calmar esa queja continua que esconden detrás de una sonrisa, de una caricia, de unas lágrimas que siempre están a punto de caer.Es difícil notarlo si vas apurado o si no te importan los demás,pero se nota.
Es el personal de salud; médicos enfermeros, enfermeras, camilleros, limpieza, administrativos, dirección, TODOS. No importa si son de un Gran Hospital Público o de un Centro de Salud al que llamamos «La Salita del Barrio», no importa si son del Servicio del SAME o de una Clínica Privada, si son cuidadores o trabajan en un gereatrico, a esta altura luego de un año y medio el DOLOR SE NOTA.
Todos tienen una historia para contarte, todos han pasado un mal momento por la Pandemia, Todos lloran a sus seres fallecidos; «Yo sabía lo que le iba a pasar a mi papá apenas me dijeron que había que entubarlo…» cuenta dejando asomar las lágrimas,un enfermero de Berisso.
«Un día estaba con mi compañera atendiendo pacientes y al poco tiempo yo la estaba cuidando a ella y un día dejo de existir» narra con dolor una trabajadora de la Salud que perdió así amiga por el Covid.
Las historias se multiplican. Todas son tristes. Todas y todos sus narradores llaman a la población a tomar conciencia; «No queremos que se muera mas nadie» o «Por favor les pedimos que tomen conciencia» son frases continuas.
Cuando los cruzas te sonríen, te dicen que vas a estar bien, te piden que tengas fe, te sostienen, te toman la mano, te «miman», te reconfortan, pero esconden un secreto a voces,EL DOLOR Y EL CANSANCIO.
Por eso cuando te cruces con alguno de ellos, deciles GRACIAS,gracias por seguir a pesar del Dolor, gracias por estar y pelear aún después del fallecimiento de un ser querido, gracias por aguantar las lágrimas y ser nuestros héroes, porque los héroes también sufren y lloran aunque no los veamos hacerlo.