A una semana del rechazo en el senado se conoció una victima

La mujer de 34 años llegó la madrugada del 13 de agosto a la guardia del Hospital Manuel Belgrano, de la zona norte del conurbano, que depende de la provincia de Buenos Aires, por las consecuencias en su salud que le provocó un aborto inseguro. Tenía una infección provocada por el tallo de perejil que usó para abortar. En su útero le encontraron restos de la planta. Las y los profesionales médicos le realizaron una histerectomía de urgencia. Perdió su útero y fue trasladada a un centro de salud de mayor complejidad, el Hospital Magdalena Villegas de Martínez en Pacheco donde hay terapia intensiva. No sobrevivió. Era madre de un niño. Ya había pasado por dos abortos. 

La muerte de la mujer se produce a menos de una semana que el senado decidió bloquear la posibilidad de ampliar derechos y terminar con la clandestinidad. De acuerdo a datos oficiales, por año 50 mil mujeres y personas gestantes son internadas en hospitales públicos porque abortaron de manera insegura en la clandestinidad. Se calculan 29 mil abortos por mes, 985 por día y 41 por hora. Una de estas interrupciones voluntarias de embarazos fue la de la mujer de 34 años, a la que el Estado le dio la espalda.

Tras el rechazo del Senado al articulado de la media sanción de Diputadxs de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito pubicó una declaración en la que responsabiliza al Poder Ejecutivo Nacional y a lxs 40 senadoras y senadores, integrantes del Poder Legislativo por “cada muerta y cada presa por abortar” ya que se “abstuvieron o votaron en contra de nuestro derecho a la vida, a la salud y al reconocimiento de nuestra dignidad”. Y agregaron: “Poco les importamos las olvidadas: las que abortamos con riesgos, las que vamos presas y vivimos clandestinas de por vida. Para ellxs no habrá perdón porque no son dignxs representantes de una sociedad que elige ampliar ciudadanía”.

Fuente LAFTEM

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