Toneladas de materia fecal se vierten a diario en las aguas del rió de la plata, provocando una importante contaminación en las aguas, flora y fauna. El problema es de vieja data, pero la rotura del caño que ingresaba cientos de metro en el rió agrava la situación.
La gestión actual o las anteriores no emplazaron a la empresa prestataria del servicio, ni a la municipalidad de la plata para resarcir a Berisso por el daño ecológico y el potencial riesgo para la ciudadania. A fines de 1999 se inauguro una planta depuradora a la vera de la avenida Juan D. Peron y calle 165, que los diarios de la época reflejaban como un gran avance para mejorar la calidad de las aguas. A juzgar por las imágenes tomadas por el fotografo Ricardo Cadenas, no son caracolas las que decoran las arenas ribereñas y alimentan a las aves del lugar.